Micropigmentación

Este tratamiento tiene su origen en la milenaria técnica del tatuaje, y la evolución posterior del arte de la dermopigmentación y el maquillaje.

Consiste en la implantación de pigmentos bajo la piel. Son pigmentos inertes, compatibles con nuestro organismo y, una vez implantados, no se desplazan ni producen alergias. Se trata de una aplicación permanente, que suele precisar pequeños retoques al cabo de un mes y un repaso, al cabo de tres o cuatro años, para recuperar la intensidad inicial.

La micropigmentación nos asegura una apariencia siempre impecable desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. También es conveniente para personas activas que buscan maquillajes que no se alteren con prácticas deportivas o para ahorrar el tiempo diario que implica el maquillaje. También ofrece soluciones en casos de alergia a productos de maquillaje.

A nivel cosmético, corrige defectos de cejas (simula pelos para corregir la forma o espesor), mejora la boca (realza el perfil labial, corrige el aspecto y el volumen), la línea de los ojos o eye-liner (se aumenta la apariencia del tamaño de los ojos para dar más vida a la mirada), disimula pestañas poco pobladas y puede simular pecas y lunares.

A nivel médico, permite el tratamiento estético de cicatrices (accidentes, cirugía o lesiones cutáneas), de las areolas (cicatrices post-quirúrgicas y reconstrucción completa después de mastectomia), del viteligio (en algunos casos y bajo control médico), malformaciones de labios, cejas, ojos, areolas o zonas del cuero cabelludo que han perdido cabello (alopecias).